El blog de Salvador Armando Quentin Leonidas

Paco, mi tío que me enseñó a sonreír

jojojo, no se sabe rasurar mi papá

ok, esta parece una escena de la peli favorita de mi papá El Padrino, pero mi abuelo no es Vito Corleone, y mucho menos mi papá es Michael.

4 comentarios:

SeLeNaDaS dijo...: Tu padre esta chocho y loco tambien.; 29 de diciembre de 2008, 9:58
Anónimo dijo...: Chocho??? nada se le cae la baba por su hijo ....en todo ese time que lo he visto no para de sonreirle y seguirle la mirada ...es bien tierno...y por supuesto que el padre es loco multiplicado por 1000..Un besote FELIZ AÑO..tqm; 1 de enero de 2009, 18:53
Anónimo dijo...: Felicitaciones por ser un gran papá, me ecanta verte feliz junto a Salvador :); 2 de enero de 2009, 16:43
Anónimo dijo...: Deinitivamente me encanto el blog de tu hijo, lástima que no me invitaste a su cumple...grrr...Constanza; 14 de enero de 2009, 7:52

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Ahora que tengo 3 años, empezaré a leer el Tambor de Hojalata.

Apá, ¿por qué los adultos celebran el día del trabajo dejando de trabajar? Entonces en el día del no fumador deberían fumar, qué complicado es todo esto, ojalá nunca celebren el día del juego prohibiendo jugar.

Si mis abuelitos son un par de gorditos, ¿tiene algo que ver con la gripe porcina que yo esté flaquito?

-Papi, hasta ahora no me llevas a un museo, ¿para qué sirven?
-NO ME ACUERDO

Si tomo leche de una teta asustada, ¿orinaré con miedo?

No sé por qué los adultos nunca quieren que me chupe el dedo si ellos para comiendo pura comida chatarra y nadie les dice nada.

A mi papá no le gustan las telenovelas, en cambio a mí me encantan, me parece que representan un mundo ideal en el que todas las mujeres son ricas y tienen buenos y sustanciosos pezones.

De grande quiero ser policía de tránsito, no hacen nada y todo el día paran pidiendo y recibiendo plata de todo el mundo.

No entiendo por qué los adultos quieren que tome tanta leche, si hace calor y ellos toman cualquier otra cosa menos leche.

Caray, ahora que es navidad a ellos también se les ha dado por tomar leche, ¿no entienden que hace calor? Están definitivamente locos.

Supongo que los periódicos son para mi papá lo mismo que para mí los pañales: los usa un rato, luego viene alguien mayor que se los lleva y ya no los vuelve a ver jamás.

Me gusta tocar el tambor, es el mejor regalo que me han podido dar, quiero que me den uno de hojalata. Mi papá me ha dicho que para cuando cumpla 3 años. XD

Debo de aceptar que cuando me da la gana ya puedo caminar pero… que se jodan, es más rico que lo alcen a uno.

Comprendo perfectamente la debilidad de los hombres adultos por los huequitos oscuros y pequeños, a mí me ponen como loco los huequitos de la electricidad, aunque mi abuelo ya me dijo que ambos tipos de huequitos son igual de dañinos para la salud.

Oh, oh, oh, oh, no hay que llorar, que la vida es un gran pañal, y las penas se van cagando.

No entiendo esa obsesión de los adultos por los juguetes caros y costosos que vienen con todo, por dios, son un insulto para mi creatividad. Me divierto mucho más con cualquier cosa.

Es vergonzoso que a uno le estén limpiando el poto, créanme no me hace ninguna gracia. Felizmente mi papá como las huevas, ni se hace ascos ni se alucina que es la caquita más bella del mundo.

Debo aceptar que no me gustó El Túnel de Ernesto Sábato (sé que mi papá se va a enojar por esto, dice que debo esperar por lo menos 13 años más para entenderlo) ¿Entender qué? Pablo Castel es un perdedor con las mujeres, en cambio a mí me adoran.

Ni en mis peores pesadillas quisiera tener a Alan García de papá, aunque tal vez de mamá sí, tiene tetas grandes.

xd

Bienvenidos al blog de mi hijo

Gracias Constantino Carvallo por escribir esto en "Diario Educar" antes de que te vayas definitivamente.

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Debido a un viaje de promoción, he estado fuera de casa casi dos semanas y he estado aguardando el momento de reencontrarme con mi hijo pequeño, pues lo extraño -y él a mí también- y pienso que puede haber estado sufriendo. Tiene solo dos años y ya anticipo el modo como se tirará sobre mis brazos, como cada tarde, cuando regreso del trabajo.

Al bajar del bus, una sorpresa. Me ignora, tiene una mirada de desconcierto, como si en realidad no quisiera mirarme, y contiene el deseo de echarse en mis brazos. En realidad, su expresión es la del asombro y el temor con el que veríamos a un resucitado. He encontrado luego un texto de Winnicott: "El niño pequeño (...) a menos que vea a esa persona o tenga una evidencia tangible de su existencia en un lapso de x minutos, horas o días, dicha persona estará muerta para él." Mi pobre hijo asiste ahora a la resurrección de un muerto y desconfía, seguramente, de que no vaya a seguir muriendo. Ha blindado su pequeñito corazón contra el dolor de perder a su padre.
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Este blog es mío

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Esta canción me canta mi papá cuando quiere hacerme dormir